La “conciliación obligatoria” es una maniobra que utilizan las patronales cuando no pueden frenar la lucha. Llaman al Ministerio de Trabajo para que actúe como “mediador” (cuando en realidad los gobiernos son patronales) y “obligan” a los trabajadores a levantar la pelea por 15 días al menos, bajo amenazas de multas o quita de personería a los sindicatos. A veces, para esconder su debilidad, con la conciliación el Ministerio “obliga” a la patronal a reincorporar a algún obrero despedido, por ejemplo, cuando en realidad fue la lucha la que lo logra.
Pero en el caso de los docentes y estatales, este circo es más absurdo aún. Ya que la patronal es el gobierno y el ministro de Trabajo es nombrado por aquél. Por eso es inaceptable que en un reclamo a Scioli y a Cristina, sea su ministro de Trabajo quien “medie”. ¡No se puede ser juez y parte!
Esto mismo fue denunciado por Baradel y Petroccini en varias oportunidades, alertando que no iban a acatarla. Pero, para traicionar la lucha, la conciliación les vino como anillo al dedo y la terminaron aceptando, sin consultar a ningún docente.
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