Primero:
la Argentina tendría una política económica inversa a la que se está aplicando en Europa. Acá se priorizaría el crecimiento y la distribución de la riqueza. Allá, los pagos de la deuda a los banqueros y el ajuste. Por eso a nosotros nos iría bien y ellos están sumidos en la crisis.
Segundo:
el centro de la política económica kirchnerista habría sido desendeudarse para no depender más del “club de la deuda”, como lo llamó la presidente. Por eso cada vez deberíamos menos.
Tercero:
llevar adelante esta política le costó a la Argentina unos cuantos “pagos en efectivo”, pero eso ya se terminó y los vencimientos de los próximos años serían “menores”, “residuales”, y de ninguna manera afectarían a la economía argentina.
¿Los Kirchner sacaron al país de la crisis de 2001?
La realidad es que nuestro país salió de la crisis de 2001 por una combinación de factores, donde el principal, sin duda, fue la declaración del no pago de una parte importante de nuestra deuda externa. En esto nada tuvo que ver Kirchner. Fue impuesto por las movilizaciones de masas del 19 y 20 de diciembre de 2001 que echaron a Cavallo y De La Rúa. Ese fue el único y real “desendeudamiento” que hubo. Cuando subió Kirchner hizo exactamente lo inverso: con él (y luego con Cristina) se le canceló por adelantado la deuda al FMI por 10.000 millones de dólares. Se pagó puntillosamente y en efectivo cada vencimiento a los otros organismos financieros internacionales. Y se realizaron los dos canjes de la deuda que se había dejado de pagar en 2001.
La cantinela de “nos estamos desendeudando”
El gobierno suele justificarse diciendo: “pero la mitad de esa deuda ahora es en pesos y con organismos estatales”. Sí, efectivamente. Eso significa que han utilizado los fondos del Anses y las Reservas del Banco Central para pagar en efectivo a los pulpos acreedores. Y que ahora esconden que han vaciado esas cajas de dinero, remplazándolas por “papelitos de deuda”. Cuando el gobierno “no cuenta” los vencimientos futuros de esos papeles, lo que está reconociendo es que ha utilizado estos fondos, fundiendo las cajas, y que no piensa devolverlos, sometiendo a los actuales y futuros jubilados a haberes de miseria.
Pero estos son los números “oficiales”. La cosa es mucho más grave cuando bajamos a la realidad. En los 178.963 millones “reconocidos” como deuda por el gobierno no están contados los intereses a vencer, ni los acumulados por la deuda del Club de París, ni las deudas provinciales. Así, la deuda “verdadera” supera ya los 230.000 millones de dólares.
¿Ya se terminaron los pagos en efectivo?
Cristina dice que los próximos años los vencimientos serán “menores”. Mentira: vencen 15.200 millones en 2013 (de los cuáles 7.600 habrá que pagar en efectivo), 8.700 en 2014 y 11.200 en 2015. Y así sigue la lista de vencimientos hasta 2030.
¿Cómo se logra el desendeudamiento?
El problema de Stiglitz, como dijimos arriba, es que el kirchnerismo llegó “después”, para normalizar esto y retomar los pagos. Salieron decenas de miles de millones de dólares, mientras nuestra deuda aumentó. El verdadero desendeudamiento sólo se logrará retomando lo que se hizo a fines de 2001: repudiando definitivamente la deuda externa y volcando todos esos fondos a financiar un verdadero plan económico al servicio de los trabajadores y el pueblo, que garantice salario, jubilaciones, trabajo, vivienda, salud y educación verdaderamente para todos.
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